Y un par de semanas después del triatlón de Sestao, donde la planta del pie izquierdo no me dejó correr bien, se ha celebrado el Triatlón Olímpico de Getxo – Memorial Agustín Ugarte.
Durante estas dos semanas apenas he salido a correr. De
hecho, sólo he salido dos veces. Una para probar la planta del pie a ver si
seguían las molestias. Eso fue tres o cuatro dias después de Sestao. Y otra vez
ha sido esta semana, que salí a rodar muy suave durante 10 kilómetros.
En ambas pruebas, el pie se ha portado bien, y no he tenido
ninguna molestia. Si acaso, un leve rumor de que “hay algo ahí”, pero que en
ningún caso me ha impedido ni correr ni andar.
Pero como he querido cuidar un poco el pie, casi no he entrenado la carrera. Natación sí, y bastante bien. La bici, mejor de lo esperado, con dos salidas el fin de semana previo en el que metí bastante desnivel. No se si eso es lo correcto, pero malo no será y, además, me apetecía.
El domingo, voy a Getxo pronto, como siempre. Me gusta
tomarme las cosas con calma e ir con tiempo para no tener colas en la recogida
de dorsal ni en la entrada a boxes para preparar las cosas. Me acompaña Alba y
mi hermano Dani, que se han venido como suportters.
La recogida de dorsales está situada en Las Arenas, en la
plaza del Puente Colgante, “un marco incomparable”, que diría algún vecino
Donostiarra. Allí se nota que hace algo de viento, que sopla hacia el mar, por
lo que la natación se prevé que será rápida, y aunque la marea aún está
subiendo, en la superficie del agua se nota que la corriente tira hacia la desembocadura
de la Ría.
Con el dorsal ya recogido, nos tomamos un café sentados
tranquilamente en una terraza. Cuando acabamos, vamos dando un paseo hasta la
playa de Las Arenas, donde están los boxes. No hay cola para entrar, así que
después de charlar un poco con Idoia, entro y dejo todo preparado.
Durante estos últimos entrenamientos en bici, he estado
probando a comer unos rollitos de pan de molde con jamón y queso, alternando
con geles de Crown y creo que los he asimilado bien, así que, para hoy también
he preparado un par de geles y dos rollitos. Los geles y uno de los rollitos
los dejo preparados en la bici, y el otro rollito, me lo como junto con un
plátano al salir de boxes después de haber dejado todo listo.
Se va acercando la hora de la salida, así que nos vamos de
nuevo hacia la zona del puente colgante para ya ponerme el neopreno y dejar la
bolsa en la consigna. Es allí ya donde veo a Sergio y a Jongui. También está
por allí otro Sergio, amigo de mi hermano, a quien le tiramos un poco los
trastos para que se apunte a Bilbaotri.
Ya hace calor y aún no son las 11:30, así que se prevé que,
para la hora de la carrera, el calor sea bastante más.
Al final, entre ponerme el neopreno y hablar con unos y con
otros, se nos echa la hora encima y aún tenemos que dejar la bolsa en el
guardarropa, donde hay algo de cola me empiezo a poner un poco nervioso. Por
fin dejo la bolsa y voy hacia las escaleras para bajar al agua. Me acerco a la
línea de salida y casi sin darnos cuenta, suena el bocinazo.
Los primeros metros de la natación son un poco estresantes,
pero no sé si por efecto de la corriente o por decisión propia, muchos
nadadores se van yendo hacia el medio de la Ría. Yo procuro ir por el medio de
calle que han montado con las boyas, ni muy pegado al muro y ni en el centro
como los demás. Esto hace que pronto, pueda nadar más o menos bien, aunque si
es cierto que cerca de mí van unos pocos, y de vez en cuando, recibo y doy
algún golpe.
El Garmin enseguida me vibra marcando los primeros 500 metros. La verdad es que se me ha pasado muy rápido y es que, como pensaba al principio, la corriente es favorable. Así que para aprovechar aún más la corriente, acelero un poco el ritmo.
El paso de la primera boya lo hago muy limpio, casi sin gente
alrededor. Al girar, veo la siguiente boya que no está tan lejos como parecía
desde la orilla, así que intento ir por el camino más recto hacia la boya. Veo
que a mi izquierda hay bastantes nadadores que se están abriendo mucho.
Demasiado creo yo.
Como en la primera, en la segunda boya también paso casi
sólo. Enfilo hacia la playa y el sol nos pega casi de frente, por lo que no
distingo muy bien la zona donde están las banderas que marcan la salida del
agua. Paro un momento, saco la cabeza y consigo orientarme con la torre de una
iglesia, y a partir de ahí, todo el tiempo me guío por ella.
Llego a la playa y allí están Alba y Dani. Mientras voy corriendo, me quito la parte superior del neopreno y oigo que alguien me llama detrás de mí. Es Sergio, el amigo de mi hermano. He salido con él del agua, y él es mucho mejor nadador que yo, con lo que creo que he hecho muy buena natación.
La transición, como siempre que llevo neopreno, es un poco
lenta, aunque creo que mejor que otras veces.
Salgo de la transición y al pasar la línea de montaje, me
subo y al ir a meter la cala izquierda en el pedal, se me resbala el pie y casi
me caigo, pero consigo poner el pie en el suelo y no pasa nada.
Enfilo toda la avenida de Las Arenas y desde ahí ya me empiezan
a pasar como aviones. El viento pega un poco en contra y hace que no vaya cómodo.
Así voy hasta el giro a la izquierda debajo de Rontegi, tomando ya la carretera
que nos llevará a Asúa. Aquí que sube un poco la carretera, parece que aguanto
y no me pasan demasiados, al igual que en la primera subida a Unbe. Aquí me
pasa Sergio, que le veo desaparecer antes de llegar al giro para la UPV.
Foto Yolan de Sope |
Foto: EduBorrow |
Desde Akarlanda hasta Astrabudua, sí que no me pasa casi nadie. Es casi todo en bajada y es más difícil adelantar. Creo que sería por eso.
La segunda vuelta de la bici pasa con más pena que gloria. Hace bastante calor, y esto hace que me empiece a agobiar un poco por los 10 kilómetros que quedan corriendo.
La transición la hago muy rápida, y salgo con fuerza. El primer kilómetro sale de hecho en 4:18 y el segundo, bajo un poco el ritmo, pero aún sale a 4:25. De hecho, hasta el kilómetro 5 aguanto bastante bien, aunque ya voy bajando hasta 5:05.
El calor siempre me ha ido muy mal, pero lo que de verdad hace que a partir del km 8 tenga que hacer parte andando, es la falta de entrenamiento de carrera. En los últimos 3 kilómetros, aunque corro más que ando, ando más de lo que me hubiera gustado. En las fotos se aprecia todas las sales que he perdido, sólo hay que ver el color que tiene el mono en las partes negras.
El ultimo giro que nos hacen hacer antes de meta, a pesar de
que estaba en el plano del recorrido, me sienta como un tiro en la pierna, y aunque
sólo quedan unos 300 metros para la meta, me desmoraliza un poco.
Llego a meta en un buen tiempo, 2:35, pero hay que tener en
cuenta que la natación la hemos hecho con corriente a favor, y que la bici, no
llegaba a los 38 kilómetros.