He sufrido de lo lindo, he compratido algún kilómetro con mis padres, mi hermano, Iratxe, y por supuesto he compartido buenos ratos con la gente del txoko.
Os cuento:
Con puntualidad británica, aparecemos Pedrog y yo en el ascensor del metro. Bajamos y vemos en las pantallas que pone “santurtzi 10” y debajo “santurtzi 30” y ya acojonaos, pensando que hay que volver a coger el coche, llamamos al jefe de estación que nos dice que debe ser un error porque antes debe pasar el de Plentzia.
Nos sentamos en el primer vagón, tal y como habíamos quedado. En Abando se nos une Adf. El metro se va llenando de marchistas que van con la camiseta azul de la prueba. En Leioa, Free nos hecha la bronca porque vamos en el vagón locomotora y no en el primer vagón como había propuesto él. Una joven le cede amablemente el asiento, seguro que le vio mayor.
Llegamos a Sopelana y Pedrog y yo vamos a por el dorsal. Ya veo a Jacalapur, a Xabi, y a mis padres, que van a hacer la marcha de 20 kilómetros, con unos amigos y con mi hermano Danilovic (que el día anterior había hecho en 5h31m el triatlón de Zarautz) y su novia, Iratxe.
Después de coger el dorsal, nos juntamos unos cuantos, Itxu, Hirunaka, Quim, Xabi, Pedrog, Aimar, Adf, Jacalapur, Free, quien le dice a un fotógrafo que nos saque una foto de equipo.
Se van los marchistas y sin calentar ni un solo metro, nos ponemos en la salida.
Salvo el km 5 (que no recuerdo ningún motivo especial para haberlo hecho en 10 minutos), los demás van en torno a los 5 minutos largos. Todavía vamos todos barajados, Aimar, Pedrog, Free, Jacalpur, Xabi, yo... Aún no hemos empezado.
En el primer avituallamiento, que estaba en el km 6 y pico, paro, bebo un vaso de agua y me como una chocolatina.
Tras unos preciosos tramos entre bosques, con alguna bajada que me encantó, llegamos al kilómetro 9, dónde bordeamos el acantilado de Aizkorri. En la bajada a la playa, el que iba delante de mí pisa mal y se jode el tobillo izquierdo. No llevaba Sportiva. Así que para evitar males mayores, me tomo el descenso con calma. La playa la hago también despacio, no quiero forzar demasiado en la arena, aunque estaba bastante húmeda y no se hundían mucho los pies.
Empezamos a subir otra vez rumbo a la Salvaje. Aquí aún voy bien, aunque intento no ir demasiado rápido porque aún queda un mundo. Pedrog me dice que anda mal, pero aún así me deja y se va para adelante. Ponemos dirección a Sopelmar. Por esta zona hay muchas veces que vamos por un camino recién abierto, con muchas zarzas y plantas que arañan constantemente las patas.
En el avituallamiento del km 18, paro y como un trozo de plátano, un trozo de naranja y bebo isotónico. Noto que he perdido mucho líquido y sé que si bebo mucho, la tripa va a empezar a hacer de las suyas y me va a dar ganas de potar. De todas formas pillo un botellín de agua y me lo llevo. A los pocos metros me paro porque se me ha metido una piedrecita en la zapatilla, me suelto los cordones, saco la piedra y cuando voy a ponerme otra vez la zapatilla me pega un amago de tirón en el cuádriceps.
Enseguida nos unimos a las marchas. Muchos críos que animan al pasar, chocan la mano... y todo sin el más mínimo problema. Este tramo, hasta llegar a la carretera lo hago bastante rápido. Sin embargo, en la carretera que va a dar al puente de Plentzia me pongo a andar. La tripa no deja de decirme que quiere soltar todo el agua que le he metido. Intento no dar el espectáculo delante de tanto chaval y aguanto como puedo. Después de cruzar el puente vuelvo a ponerme a correr.
Más o menos en la zona de contrameta me pasa Aimar. Le comento que voy jodido y me dice que él el año pasado se quedó ahí. Yo le digo que de momento voy a seguir (inconsciente de mí). Se pira Aimar y al poco me pilla Xabi. Nos animamos y también se va.
Llegamos al final de la playa de Górliz y empezamos a subir lo que yo creía que era un poco sólo. Rodeado de marchistas empiezo a subir, adelantando a gente tanto corredores como marchistas, pero muy mal tienen que ir para que yo les adelante. Justo aquí, está mi hermano e Iratxe. Me ofrecen algo de fruta, pero no quiero comer nada por miedo a potar.
Por esta zona, parece que quiere ponerse a llover, pero al final son 3 gotas de nada.
En el tramo siguiente adelanto a mis padres, con quienes me paro un rato a charlar. Luego voy otro rato con ellos, justo a que empezamos a bajar. Les dejo y comienzo a trotar un poco, pero los gemelos quieren subirse, así que desisto de correr y voy andando.
La bajada se me hace dura. En un cruce, le pregunto a una voluntaria a ver cuánto falta para llegar y me dice que un kilómetro escaso. Me animo, pero al cabo de otro buen trecho, otra voluntaria va diciendo a todos los que pasamos que “Animo que ya sólo os queda kilómetro y medio” Me pillo un rebote del copón, pero ella no tiene la culpa.
Atravesando la zona de los merenderos, veo a una cuadrilla de padres del colegio de mi hija, y estoy a puntito de pedirles una cerveza... vaya olores a costilla, chorizo, que había por esa zona.
Por fin, cruzo la meta en 4:18 para 31.38 kilómetros y 1081 metros de desnive positivo. Es la vez que más tiempo he estado “corriendo” nunca. Más que en mi peor maratón.
Tras un rato de charla, nos vamos a la ducha, con agua fría, y después, otro agradable rato de charla antes de ir al metro Adf, Pedrog, Jacalapur y yo. Nos toca esperar 15 minutos más luego un viaje de otros 55 minutos. Al final del viaje, lo paso bastante mal, con muchas ganas de potar. Pero por fin, llego a casa.
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| Jacalapur (Javi), Pedrog, yo y ADF (Toño) Tras la ducha. |
En esta carrera me ha pasado como en todas en las que he participado que ha hecho mucho calor y/o mucha humedad: Llodio-Amurrio, 2 Maratones de Bilbao, 2 Maratones nocturnos, Barcelona, Medio maratón de Santoña 2009...
