Próximas carreras (o al menos, intenciones)

Bilbao Night Marathon - Carrera Pirata (10k), cuando una carrera es mucho más que eso

Sólo en 2017 he faltado a la cita con la Nocturna (bueno, y en 2020 pero porque la pandemia hizo que se anulara). En las dos primeras ediciones (2009 y 2010) sólo había posibilidad de correr el maratón. Desde entonces y hasta 2019, he corrido la Media.

Y en todas y cada una de las ediciones que he corrido, he tenido los ánimos de mi familia, y muchas de las entradas en meta las he hecho con Alba.

2010, 1:30 am. Cuando de verdad era nocturna

2013

2015

Quizá por eso, Alba ha tenido siempre muchísimas ganas de correr “la nocturna”. Mira que ha hecho carreras de todo tipo, ha subido a pódiums, ha ganado carreras, pero ésta es una carrera especial para ella.

Así que en cuanto le dije que este año por fin podría correrla, ha estado casi contando los días que faltaban para ponerse en la línea de salida para hacer la Pirata (10k en teoría homologados).

Por culpa del partido del Athletic, la organización no tuvo más remedio que adelantar la hora de la salida, de las 19h, a las 18h, con lo que, en realidad, nocturna en nuestro caso, no iba a ser. Pero el nombre es lo de menos. Las ganas de estar ahí, en la carrera que tantas veces ha ido a ver y a animar, no se las iba a quitar el que no fuese nocturna.


El viernes, como en muchas otras ediciones, me acompañó a la feria de la carrera a recoger el dorsal, con la diferencia de que esta vez ella también tenía uno para recoger. Nos dimos una vuelta por la feria donde pudimos saludar y charlar con Jose, Zelko en el Txoko, y con varios conocidos más. En la bolsa del corredor, estaba hasta la medalla de Finisher, porque con esto del Covid, no las iban a dar en meta. No entiendo que no te puedan dar la medalla y sí te puedan dar en mano, justo cuando llegas, una mascarilla, y la bolsa con el avituallamiento final, pero bueno.

Sábado, por fin. Buen tiempo, temperatura estupenda…un día increíble para correr. Tras comer prontito y descansar un poco, bajamos con tiempo para hacernos la foto con los Txokeros: Josean, Peio, Alberto, Jorge, Jose, Javi, yo... pero sobre todo, nos hizo muchísima ilusión a todos ver allí, preparado para animarnos a todos a Toño. Grande.


 

Después de las fotos y demás, Alba y yo nos vamos calentando hasta nuestro cajón, que por suerte es el 1, justo detrás de la élite, y es que no tener que salir atrás en un lujo que no puede dejarse pasar. Tenemos marcas de sobra en la pista para poder estar ahí.

Alba está contenta, se le nota, y no deja de mirar alrededor para ver a los africanos, al resto de corredores, el ambiente, la música, el entorno, etc. Yo tengo el culo pelado de estas cosas y me sigo poniendo nervioso antes de empezar, así que ella imagino que también lo está. Le doy los últimos consejos y empieza la cuenta atrás (y mis pulsaciones ya se acercan a 100).

 

Pistoletazo de salida.

Ya estamos en marcha. Afortunadamente hay sitio para correr, así que nos dejamos llevar por la marea de corredores y enseguida estamos en Sabino Arana, con mucho espacio para correr y encima un pelín cuesta abajo, así que literalmente volamos.

Cuando entramos en Gran Vía, empezamos a reducir un poco el ritmo, pero aun así vamos rápido. El ambiente es increíble, con muchos espectadores animando en los bordes del recorrido que te llevan en volandas. 

Por Gran Vía, Foto de Aitor Campo
 

 

En Moyua, nosotros, la liebre de 1h25 y por ahí anda IKUR también

 

En Moyua, que sería el kilómetro dos, nos coge la liebre de 1h25, con el autobús de gente que trae consigo, lo que hace que ese momento sea un poco estresante, al menos para mí, que voy controlando no caerme y que Alba no pierda ni el sitio ni mi referencia. Sin problemas, enfilamos la calle Elcano para ir hacia el Puente de Deusto. Ahí me saludo Ikur, con la camiseta del Txoko.

Alba va muy bien, pero cuando le digo que ya hemos llegado al kilómetro dos, me dice que pensaba que aún estaríamos por los 800 metros. Ya le había avisado yo de que el tiempo pasa volando, y que en cuanto se quiera dar cuenta, hemos terminado la carrera.

En mitad del Puente de Deusto, está Patricia y mis padres, animando.

Poco a poco, vamos llegando a Ibarrekolanda. Yo le voy anticipando el recorrido: “ves la iglesia, pues allí acaba esta pequeña subida”, o “enseguida giramos a la izquierda y empezamos a bajar”.  Le noto un poco acalorada y no quiero forzar demasiado porque aún no hemos llegado a mitad de carrera, aunque falta poco y encima es cuesta abajo hasta San Inazio. Antes de acabar la pequeña bajada, nos adelantan las liebres de 1h30 y la de 3h00, que evidentemente van juntas. Una de ellas, la de 1h30 resulta ser Jabo, del equipo de Triatlón.

Cuando ya iniciamos la vuelta, comento que seguimos yendo a un ritmo estupendo, y eso que del kilómetro 4 al 7 incluidos, hacemos los peores tiempos, rondando los 4:30, coincidiendo con la parte del recorrido más fea/aburrida. Pero enseguida nos acercamos de nuevo al Puente de Deusto. Aquí nos adelanta un corredor con el teléfono en la mano que parce que va grabando. 

  

Al inicio del puente hay un avituallamiento. Le pregunto a ver si quiere agua y me dice que no, así que me alejo un poco para evitar pisar alguna botella (como me pasó hace mil años en Vitoria), y le aconsejo a Alba que vaya con cuidado para que no le pase tampoco a ella.


Hay muchísima gente animando. Yo creo que es el año que más gente hay. Quizá el cambio de hora, o el buen tiempo, o no sé qué…pero da gusto correr con la calle volcada en animar y no en protestar o con coches pitando porque han cortado las calles. Imagino que los que hayan corrido el maratón, no habrán tenido en la segunda vuelta ni el 20% de animación de la que había al principio.

Ya en Gran Vía de nuevo, me pregunta Alba a ver cuántos kilómetros quedan, que si quedan 3 o así me dice, pero cuando le digo que quedará uno y medio como mucho y que en cuanto giremos en Sagrado Corazón es cuesta abajo, se viene arriba y empezamos a subir el ritmo. Va muy bien. Yo pensaba que quizá se le haría largo porque no suele hacer estas distancias, pero va estupendamente, hasta con buena cara.

La carretera se estrecha y no es hasta el desvío de los que siguen a la Media y Maratón cuando ya se da cuenta de que estamos llegando. Estamos casi solos, con un buen hueco por delante y otro majo por detrás, y le digo que apretemos para que no se nos cuele nadie en meta y poder tener buenas fotos de la llegada. No hace falta insistirle mucho. Yo aprieto y ella me sigue sin problemas.

Nos ponemos por debajo de 4’/km y justo antes de entrar en la recta final, me dice que entremos de la mano. Disfruto cada paso de esta última recta, donde, además, están Patricia y mis padres animándonos. Entramos de la mano y nos damos un abrazo super emociónate.


 

 



 

Ya está hecho. Por fin, después de tantos años de entrar conmigo acompañándome en los finales de mis carreras, hoy ha entrado después de hacer su carrera. Muy buena carrera además. No hay marca que yo pueda hacer que me vaya a hacer más feliz que el correr con ella. Es algo insuperable.

Como decía al principio, las medallas las dieron el viernes junto con el dorsal y la camiseta de regalo, pero como no podía ser de otra forma, yo las bajé para ponérnoslas una vez acabada la carrera.

Nos la hemos ganado.


 

 

Triatlón Sprint de Lekeitio 2021

No he escrito mucho este año, y eso que, pese a la pandemia, al final he competido bastante más de lo que pensaba. 
Entre pistas, duatlón de Oñati, Triatlón de Castro, Sestao y ahora el de Lekeitio, suman más competiciones de las que imaginaba a principio de año. 
 
Me apunté hace tiempo, al inicio de la apertura del periodo de inscripción, y la verdad es que pensaba que podría haber entrenado algo más de lo que lo he hecho. Sobre todo en bici, que desde agosto no la he tocado. Y corriendo tampoco es que haya hecho grandes cosas. Sí que en septiembre he empezado a meter más kilómetros. Lo que si he hecho ha sido volver a nadar por las mañanas antes de ir a trabajar. Y aunque al principio costó, poco a poco voy otra vez cogiendo el ritmo. La piscina es una cabr…na, porque cuando vuelves a nadar tras un parón, parece que se te ha olvidado, pero a la vez, es muy agradecida, porque a nada que entrenas, se nota mucho. 
 
Con esto y con un resquicio aún de agujetas por los más de 20kms de la semana anterior en el WOP Challenge, es con lo que me presenté en Lekeitio. Así que el único objetivo era terminarlo con mejores sensaciones que el de Sestao. 
 
Llegamos con tiempo, y tras coger el dorsal nos ponemos en el malecón a comer. Hace un día estupendo, con sol y buena temperatura, sin agobios de calor. 
 
Dejo todo preparado en boxes y de nuevo al malecón a empezar a prepararme. Hubo un momento en el que pensé nadar sin el neopreno, pero al final decidí ponérmelo. No por el frio del agua, sino porque al final algo ayuda. 
 
No caliento nada, como es habitual, pero sobre todo porque ahora hay que estar en boxes una media hora antes del inicio de la prueba, con lo que por mucho que calientes, cuando llega el momento de la prueba ya estás otra vez como si no hubieras hecho nada. 
 
Ya con el resto del equipo, vamos hacia la playa y tras esperar a que salgan las féminas, nos dan la salida a nosotros. Como siempre, salgo sin estrés, no me meto en líos y procuro abrirme un poco para evitar los golpes…darlos y recibirlos. Así que enseguida pongo ritmo cómodo y veo que voy muy bien de sensaciones. En el primero de los dos giros que hay, procuro no cerrarme demasiado y creo que es buena opción, puesto que hay un buen montón de gente justo en la boya. En la siguiente, encuentro un hueco y sí que me cierro más. 
 
La vuelta a la playa la hago más o menos por intuición. No veo nada porque el sol nos da en la cara. Intento nadar con la pequeña referencia que me da el malecón, intentando seguirlo sin desviarme mucho, pero como digo, no veo demasiado. 
 
Al final, llego a la playa y cuando me quito las gafas veo que he llegado con Juan, del equipo. Eso es bueno. Lo confirmo cuando llego a boxes y veo que quedan muchísimas bicis. He nadado bien. Según veré unos días después, salí del agua sobre el 109, y según el Garmin sobre un ritmo de 1:33/100.
 
La transición ya es otra cosa. No es que me la tome con calma, pero siempre pierdo mucho tiempo en la T1. Quitarme el neopreno es algo que no llevo bien, y además, como no dejo las zapatillas de la bici puestas en los pedales, tengo que correr con ellas hasta la línea de montaje. Eso hace que ya antes de salir pierda bastante tiempo (y puestos, que aunque no sea mi lucha, siempre gusta quedar lo más adelante posible).
 
El caso es que engancho el pie derecho en el pedal y cuando intento hacer lo mismo con el pie izquierdo, aún sin haber puesto el culo en el sillín, el pie se me resbala y caigo encima del sillín inclinándolo hacia abajo. Como sé que la salida de Lekeitio es cuesta arriba, dedico no parar hasta llegar a la rotonda de salida, ya subida la cuesta inicial, para allí bajarme y poner bien el sillín. 
 
T1
Hasta llegar allí, me han pasado ya unos cuantos. Y no es culpa del sillín. Es culpa mía por no haber entrenado nada en bici este año. Un poco más adelante, noto que todavía no está bien puesto así que tengo que volver a parar para acabar de ponerlo bien. A partir de aquí, es todo subida hasta Milloi. Me lo tomo con calma, y eso que cada Bilbaotri que me adelanta, me dice que me ponga a rueda. Pero mis piernas no dan para engancharme así que decido coger un ritmo y seguir así hasta arriba. 
 
Jon y yo, llegando a la T2
 
Bajamos por el otro lado un par de kilómetros (o quizá algo menos) y tras girar 180º volvemos a subir. La bajada la hago bien, adelantando algún grupillo. Al acabar de bajar, me coge Jon (del equipo), que viene haciendo relevos con otro chico. Me dice que me ponga a rueda, y esta vez lo intento. Al principio no puedo dar ningún relevo, ya que no tengo demasiadas fuerzas, pero el ir a rueda un rato, hace que coja un poco de aire y decido ponerme yo también a tirar. No me doy cuenta, pero al tirar, dejamos atrás al otro chico que venía con Jon.
 
Llegamos a la T2 tras los 21kms, que me salen a 28.3Km/h (cuando hace un par de años lo hice a más de 30). Y como no saco los pies de las zapatillas, me toca correr por todo el box con las zapatillas puestas, así que Jon (que sí corre descalzo) se me escapa en la transición. 
 
Foto FESTAK
Al principio, ya en el sector de carrera, voy un poco forzado. Siempre cuesta pasar de pedalear a correr. Sin embargo, cojo un ritmo asequible, y voy adelantando a gente. En el giro del Faro, empezamos ya cuesta abajo, así que voy acelerando hasta hacer el último kilómetro por debajo de 4. 
 
Entro en meta con 1:23:01. Yo creía que en mi primera participación en Lekeitio, en 2018, había hecho 1:26, pero luego, repasando datos, veo que entonces terminé en 1:22. Sabía que en 2019 el tiempo final había sido de 1:17, por lo que irremediablemente este ha sido mi peor triatlón en Lekeitio. 
 
Aun así, terminé contento porque las sensaciones fueron sido buenas (para lo que he entrenado), y desde luego, mucho mejores que en Sestao hace un mes. 
Foto FESTAK