Próximas carreras (o al menos, intenciones)

Triatlón Sprint de Lekeitio 2021

No he escrito mucho este año, y eso que, pese a la pandemia, al final he competido bastante más de lo que pensaba. 
Entre pistas, duatlón de Oñati, Triatlón de Castro, Sestao y ahora el de Lekeitio, suman más competiciones de las que imaginaba a principio de año. 
 
Me apunté hace tiempo, al inicio de la apertura del periodo de inscripción, y la verdad es que pensaba que podría haber entrenado algo más de lo que lo he hecho. Sobre todo en bici, que desde agosto no la he tocado. Y corriendo tampoco es que haya hecho grandes cosas. Sí que en septiembre he empezado a meter más kilómetros. Lo que si he hecho ha sido volver a nadar por las mañanas antes de ir a trabajar. Y aunque al principio costó, poco a poco voy otra vez cogiendo el ritmo. La piscina es una cabr…na, porque cuando vuelves a nadar tras un parón, parece que se te ha olvidado, pero a la vez, es muy agradecida, porque a nada que entrenas, se nota mucho. 
 
Con esto y con un resquicio aún de agujetas por los más de 20kms de la semana anterior en el WOP Challenge, es con lo que me presenté en Lekeitio. Así que el único objetivo era terminarlo con mejores sensaciones que el de Sestao. 
 
Llegamos con tiempo, y tras coger el dorsal nos ponemos en el malecón a comer. Hace un día estupendo, con sol y buena temperatura, sin agobios de calor. 
 
Dejo todo preparado en boxes y de nuevo al malecón a empezar a prepararme. Hubo un momento en el que pensé nadar sin el neopreno, pero al final decidí ponérmelo. No por el frio del agua, sino porque al final algo ayuda. 
 
No caliento nada, como es habitual, pero sobre todo porque ahora hay que estar en boxes una media hora antes del inicio de la prueba, con lo que por mucho que calientes, cuando llega el momento de la prueba ya estás otra vez como si no hubieras hecho nada. 
 
Ya con el resto del equipo, vamos hacia la playa y tras esperar a que salgan las féminas, nos dan la salida a nosotros. Como siempre, salgo sin estrés, no me meto en líos y procuro abrirme un poco para evitar los golpes…darlos y recibirlos. Así que enseguida pongo ritmo cómodo y veo que voy muy bien de sensaciones. En el primero de los dos giros que hay, procuro no cerrarme demasiado y creo que es buena opción, puesto que hay un buen montón de gente justo en la boya. En la siguiente, encuentro un hueco y sí que me cierro más. 
 
La vuelta a la playa la hago más o menos por intuición. No veo nada porque el sol nos da en la cara. Intento nadar con la pequeña referencia que me da el malecón, intentando seguirlo sin desviarme mucho, pero como digo, no veo demasiado. 
 
Al final, llego a la playa y cuando me quito las gafas veo que he llegado con Juan, del equipo. Eso es bueno. Lo confirmo cuando llego a boxes y veo que quedan muchísimas bicis. He nadado bien. Según veré unos días después, salí del agua sobre el 109, y según el Garmin sobre un ritmo de 1:33/100.
 
La transición ya es otra cosa. No es que me la tome con calma, pero siempre pierdo mucho tiempo en la T1. Quitarme el neopreno es algo que no llevo bien, y además, como no dejo las zapatillas de la bici puestas en los pedales, tengo que correr con ellas hasta la línea de montaje. Eso hace que ya antes de salir pierda bastante tiempo (y puestos, que aunque no sea mi lucha, siempre gusta quedar lo más adelante posible).
 
El caso es que engancho el pie derecho en el pedal y cuando intento hacer lo mismo con el pie izquierdo, aún sin haber puesto el culo en el sillín, el pie se me resbala y caigo encima del sillín inclinándolo hacia abajo. Como sé que la salida de Lekeitio es cuesta arriba, dedico no parar hasta llegar a la rotonda de salida, ya subida la cuesta inicial, para allí bajarme y poner bien el sillín. 
 
T1
Hasta llegar allí, me han pasado ya unos cuantos. Y no es culpa del sillín. Es culpa mía por no haber entrenado nada en bici este año. Un poco más adelante, noto que todavía no está bien puesto así que tengo que volver a parar para acabar de ponerlo bien. A partir de aquí, es todo subida hasta Milloi. Me lo tomo con calma, y eso que cada Bilbaotri que me adelanta, me dice que me ponga a rueda. Pero mis piernas no dan para engancharme así que decido coger un ritmo y seguir así hasta arriba. 
 
Jon y yo, llegando a la T2
 
Bajamos por el otro lado un par de kilómetros (o quizá algo menos) y tras girar 180º volvemos a subir. La bajada la hago bien, adelantando algún grupillo. Al acabar de bajar, me coge Jon (del equipo), que viene haciendo relevos con otro chico. Me dice que me ponga a rueda, y esta vez lo intento. Al principio no puedo dar ningún relevo, ya que no tengo demasiadas fuerzas, pero el ir a rueda un rato, hace que coja un poco de aire y decido ponerme yo también a tirar. No me doy cuenta, pero al tirar, dejamos atrás al otro chico que venía con Jon.
 
Llegamos a la T2 tras los 21kms, que me salen a 28.3Km/h (cuando hace un par de años lo hice a más de 30). Y como no saco los pies de las zapatillas, me toca correr por todo el box con las zapatillas puestas, así que Jon (que sí corre descalzo) se me escapa en la transición. 
 
Foto FESTAK
Al principio, ya en el sector de carrera, voy un poco forzado. Siempre cuesta pasar de pedalear a correr. Sin embargo, cojo un ritmo asequible, y voy adelantando a gente. En el giro del Faro, empezamos ya cuesta abajo, así que voy acelerando hasta hacer el último kilómetro por debajo de 4. 
 
Entro en meta con 1:23:01. Yo creía que en mi primera participación en Lekeitio, en 2018, había hecho 1:26, pero luego, repasando datos, veo que entonces terminé en 1:22. Sabía que en 2019 el tiempo final había sido de 1:17, por lo que irremediablemente este ha sido mi peor triatlón en Lekeitio. 
 
Aun así, terminé contento porque las sensaciones fueron sido buenas (para lo que he entrenado), y desde luego, mucho mejores que en Sestao hace un mes. 
Foto FESTAK

 

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