Próximas carreras (o al menos, intenciones)

Apuko Igoera 2011


Pues ya está hecho.

Nunca me lo había planteado muy en serio, y eso que más de uno me ha dicho varias veces que es muy divertido, que lo probara, que me iba gustar. Y yo siempre poniendo las misma excusas: “Es que no lo he hecho nunca”, “Es que tiene que ser difícil”, “Es que patatín”, “Es que patatán”.

Pero como dígo, ya lo he hecho. He corrido una carrera de monte (Apuko Igoera, de 23 kms). Y tengo que decir que no me ha gustado....¡¡ me ha encantado !!
Hasta ahora, lo poquito que había hecho en el monte, eran un par o tres de salidas, divertida sobre todo la del Jata, que fue con unos amiguetes, pero lo de éste pasado domingo ha sido superior.

Amanecí no muy pronto. Había quedado con mi hermano Dani, que también debutaba en monte, con su novia y con la hermana de su novia. La carrera empezaba a las 10.30 y llegamos con tiempo. Mientras se tomaban un cafelito, yo me encontré con la gente del foro, ya preparados para acercarse a la salida.

Después de un ratito de charla, nos acercamos hasta la salida. Según sonó el petardazo, empezamos a correr. En la salida ya se ve que el ambiente es distinto que en una carrera de asfalto. La gente va más a divertirse que a competir. Por lo menos en los puestos en los que yo me muevo.

Los primeros 6 kilómetros, fueron prácticamente de subida por pista asfaltada. Fue duro, pero como me lo tomé con calma, no sufrí demasiado. Algún pequeño tramo lo hice andando, pero la mayoría trotando. Acostumbrado al asfalto, estos kilómetros vistos ahora sobre el papel pueden parecer lentos, pero ni mucho menos. Fueron en torno a los 7-8 minutos.
Al acabar la subida, estaba el primer avituallamiento, sólo de líquido. Y nada más tomarlo, empezamos una bajada de las chulas, por hierba y barro.

A partir de aquí, mucho sube y baja aunque todavía más sube que baja. Hasta llegar a las inmediaciones del Eretza, monte al que no subimos pero si nos aproximamos a la cima. Parte de la bajada se hacía por el cortafuegos, totalmente en línea recta, por lo que la pendiente era bastante considerable.

Después muchos kilómetros de pista y barro, mucho barro, veo el Apuko. Allá a lo lejos, desde la cima, se ve la tremenda bajada por la que hay que descender. Se ve a la gente bajar con mucho cuidado, y eso que se supone que son gente experta puesto que van mucho más adelante que yo.
A mi todavía me quedan un par de kilómetros o tres para llegar hasta arriba. Lo disfruto mucho.

Entre la niebla, se distingue parte de Barakaldo, Cruces, esa zona. Justo en la cima, está el último avituallamiento, donde me tomo un vasito de agua y contemplo durante unos segundos las vistas. Y comienzo a bajar. A veces da hasta miedo el dar un mal paso y acabar bajando hecho una bola rodando por toda la ladera, pero es divertido.

Cuando acabo esta parte del descenso, veo a dos miembros del Euskotxoko que están animando a todos los participantes.

Ya no queda nada. Sólo bajar y bajar, a veces por pista y a veces por barro. Sobre todo la última parte, ya que nos meten por la “porqueriza” de un aldeano.

Al final hago 2 horas y 26 minutos para los 23 kilómetros de que consta la carrera, con un total de 1173 metros de desnivel positivo acumulado.


Tras pasar la línea de meta, llegamos al frontón dónde está el pódium y la zona de avituallamiento. Avituallamiento excepcional, con chorizo, tortilla, caldo, coca-cola, pimientos rojos, frutos secos, salchichas, plátanos, naranjas....increíble.

Lo malo es que en las duchas ya se había acabado el agua caliente, pero para quitar el barro, suficiente con la que había.

La conclusión que me llevo a casa es que repetiré sin duda en más carreras de monte. No me voy a olvidar del asfalto, pero creo que son cosas diferentes. En las carreras de asfalto, se va más a por la marca. Es otra forma de disfrutarlas. Sin embargo en las de monte, creo que se puede disfrutar igual, hagas la marca que hagas.

2 comentarios:

  1. Ya te ha picado el gusanillo de las carreras de montaña y esto ha sido el principio, ¡¡ánimo Victor!!.

    ResponderEliminar
  2. Me ha picado la montaña en general. La he redescubierto. En mi época colegial, había un grupo de Montaña con el que casi todos los fines de semana subíamos a algun monte.
    Después de muchos años sin pisar el monte, ahora quiero volver a todos esos sitios para enseñárselos a Alba.

    ResponderEliminar