Próximas carreras (o al menos, intenciones)

I Jornadas Pirenaicas, Euskaldunon Txokoa - Sábado - La Piedra de San Martín

No podría empezar esta entrada de otra forma, que no fuera dando las gracias a Peio por el magnifico fin de semana que nos ha preparado. 



Ha sido todo espectacular. Tanto las instalaciones del Albergue Bortiri del Club Vasco de Camping, situado en Uztarrotz, en pleno Valle del Roncal muy cerca de Isaba, que estaban completamente reformadas, como la preparación que ha habido de las rutas, tanto ciclistas como traileras, la comida y bebida, la compañía, incluso el tiempo en el valle (que no en la montaña), Todo ha salido perfecto. ¡¡Pero si hubo hasta "Bolsa del Corredor"!! con regalos varios, entre los que destacaba un llavero personalizado, que desde luego, usaré.
¡¡GRACIAS PEIO!!





El plan era que los integrantes de la expedición fuésemos llegando a lo largo de la tarde-noche del viernes. Y así fue, un goteo casi constante de llegadas. Mientras llegaba la gente, estuvimos picando y poteando en la cocina con los manjares que cada uno fue llevando, por lo que aunque íbamos comiendo, como cada vez llegaban más txokeros, la comida iba aumentando en lugar de disminuir. Nos juntamos al final alrededor de 18.



Cuando por fin hubieron llegado todos, nos dirigimos por las calles empedradas de Uztarrotz, al único bar del pueblo, y aunque nos habían avisado de que no comentáramos nada sobre Claverina, la osa que está devorando ovejas por la zona, lo primero que hicimos al llegar fue poner de uñas a la dueña del bar sacando el tema. "Asín semos en el Txoko"



No nos demoramos mucho porque al día siguiente había planeado una gran ruta ciclista y otra gran ruta trailera. Nos distribuimos en dos habitaciones, una para ciclistas y otra para corredores, y a dormir.



La ruta prevista para el primer día, consistía en subir La Piedra de San Martín desde Isaba, para bajar por la otra vertiente y subir a Larrau por el lado duro, para bajar dirección a Otsagabia.



Prontito por la mañana empieza el movimiento en la habitación ciclista. Se nota un poco de nervios porque para muchos de nosotros, es la primera vez que nos enfrentamos a esos puertos pirenaicos con tantos kilómetros de subida.

Tras el desayuno, comienza la sesión de vestuario, cada uno luciendo sus mejores (y más abrigadas) galas, ya que aunque no parece que hace muy malo, sí que se nota frío. Aún no sabíamos lo que nos esperaba.



Después de las fotos de rigor, empezamos la ruta los 7 integrantes ciclistas. Hay que decir, que una hora antes que nosotros, habían salido ya Iñaki y un amigo suyo de Iruña, ya que tenían intención de hacer una ruta más larga que la nuestra, añadiendo Issarbe para después, encontrarnos todos en Larrau y acabar la ruta juntos.


Los primeros kilómetros transcurren entre comentarios, risas, consejos. Un poco antes de empezar la subida, nos adelantan en coche el resto de los miembros de la expedición, con la intención de subir a La Piedra para hacer por allí una ruta trailera. En la aproximación al puerto, ya vemos que en la parte de arriba, hay bastante niebla. Además, según nos acercamos a las primeras rampas del puerto, empieza a llover un poco, casi hasta es agradable. 



Comenzamos a subir y cada uno coge un ritmo que le va cómodo. Son 15 kilómetros de subida continua, por lo que ponemos un ritmo muy tranquilo. Los traileros, nos adelantan y nos animan otra vez, un poco antes de la Venta de Juan Pito. El tiempo no mejora, y aunque no pasamos aún nada de frio por el esfuerzo de subir, estamos ya todos calados.


A media subida, unos cuantos nos paramos para abrigarnos un poco más puesto que la lluvia ha subido en intensidad. Me pongo un cortavientos y unos guantes gordos. Y continuamos subiendo. Sin embargo, no mucho más adelante, veo que bajan dos ciclistas, y detrás los coches de los corredores. Los ciclistas resultan ser Iñaki y su amigo, que se han dado la vuelta. Han coronado la Piedra de San Martín y han empezado a bajar hacia Larrau, pero al de unos kilómetros de bajar se han parado y dado la vuelta porque la situación era malísima. Estaban empapados y totalmente congelados, tiritando y casi incapaces de manejar la bici. En la cima debía hacer 1º centígrado. Hay que decir que son dos grandes ciclistas y verles en esas condiciones acojonaba un poco. Tomamos la decisión de continuar la subida hasta la cima y una vez allí, ver las condiciones y tomar una decisión definitiva.

Al parar para ponerme el chubasquero, me quedo último aunque tengo a varios a la vista. Cuando llego a la altura de Asier, decido quedarme con él. Con el tiempo que hace, no hay que tentar a la suerte y es mejor ir en compañía. Además, charlando se pasará antes lo que nos queda de subir. Tenemos a Josu a la vista (que no es fácil con lo cerrada que se acaba poniendo la niebla), pero no llegamos a cogerle. Tampoco lo intentamos. A pesar de estar el tiempo como está, aún no noto demasiado frío, pero ya me imagino que la bajada puede ser un infierno.

Click aquí para ver los detalles el puerto
Finalmente, y tras pasar la frontera con Francia, llegamos al cima. Nos metemos en el albergue y debatimos sobre las posibilidades. Continuar hacia Larrau es inviable. Nos quedarían 25 kilómetros de bajada, y subir Larrau para luego bajar por el otro lado, más luego llegar a Uztarrotz, y viendo como han bajado Iñaki y su amigo, decidimos que lo mejor es darnos la vuelta y llegar de nuevo a Isaba, donde nos reencontraremos.




Empezamos la bajada, cada uno haciendo su guerra. No está el tiempo para ir pendiente de nadie. Desde el primer momento, veo que lo voy a pasar muy mal. Las manos, empiezan a no responder. Además, con la carretera mojada, la bici no frena igual. Tampoco tengo experiencia ni en grandes bajadas ni en rodar con lluvia, por lo estoy más nervioso de lo habitual. Me cuesta incluso meter el plato grande. A veces, no sabía si estaba frenando o no, porque era incapaz de sentir los dedos. Por momentos, tengo la sensación en la tripa de querer vomitar. La tensión me está pudiendo. Los kilómetros no pasan lo rápido que debieran. Me alcanza Unai, que aparentemente va bien, y me aconseja ponerme el buf, o cambiar de guantes, o incluso parar en Juan Pito, pero yo no quiero soltar ninguna de las manos del manillar, no me fio, y lo de parar, tampoco, prefiero acabar la bajada cuanto antes. 

Es cierto, que según íbamos bajando, la temperatura subía, y la sensación de frío y malestar se iba reduciendo, pero no es hasta que acabamos los 15 kilómetros de bajada, hasta que no me tranquilizo un poco. Además, ya no llueve, y es que hasta a ratos, sale un poco el sol. Unai se pone a tirar como un poseso, y Jose y yo nos ponemos a rueda.

En la entrada a Isaba, nos esperan Alberto, Asier y Josu, temblando casi todos. Aun falta por llegar Javi, que sabemos lo pasa muy mal con el frío. Yo me quito los guantes, que están empapados y no hacen más que enfriar las manos. Intento controlar los temblores, pero es casi imposible. Al de un buen rato, llega por fin Javi, cuando Alberto había decido ya volver para ir a buscarle. Llega congelado, y tenemos que sujetarle para que no se caiga cuando se baja de la bici.
Tanto él, como Unai como yo, decidimos que ya hemos tenido suficiente por hoy, y nos volvemos para Uztarrotz, a apenas 4 kilómetros de Isaba, pensando casi en exclusiva en la ducha calentita que nos íbamos a dar. El resto, decide seguir rodando un poco más, hacia Otsagabia.

Al llegar a Uztarrotz, nos encontramos con Iñaki y su amigo, que ya se han duchado y preparado. Nos cuentan su odisea. Ellos sí han parado en la bajada en la Venta de Juan Pito a intentar entrar en calor. 


Al final, han sido 60 kilómetros. Pocos comparados con lo que teníamos previsto, pero una experiencia de las que no se olvidan.

Tras la ducha, esperamos con un buen hamaiketako y unas buenas cervezas, a la llegada del resto de los ciclistas y corredores. Y cuando ya estamos todos, empezamos la segunda parte del día, que como resumen, se podría decir que comimos un gran arroz hecho por Pako, que en los postrs, le entregamos a Peio una placa en agradecimiento a su esfuerzo en la preparación de las Jornadas, que nos reímos mucho con Kike, que Iñigo y Alfonso se proclamaron Campeones de Mus, que algunos dormimos una siesta, y que todos los pasamos estupendamente. Alguno incluso se metió en el río. Y Agneska, la guardesa del albergue, nos deleitó con una rica cena (estupendas las carrilleras).

Y aún queda otro día.










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