Próximas carreras (o al menos, intenciones)

Maratón de Sevilla 2014 - Capítulo III - La crónica

Sabía perfectamente qué es lo que me iba a pasar, pero sinceramente, pensaba que me iba a pasar más tarde.

Sonará a excusas, pero al final todo influye. Desde la lesión de rodilla , allá por el 26 de enero, hasta el día del maratón, sólo había salido a correr 7 días, y en esos 7 días, sólo he hecho 77 kms. Una ruina.
La noche del viernes al sábado, dormí en una cama que no era la mía y no descansé nada bien, y la noche previa a la carrera, apenas conseguiría dormir un par de horas y no seguidas.
Tampoco ayudó en exceso, el haber estado el sábado dando alguna vuelta por Sevilla, ni la hora larga que estuvimos de pie en la feria del corredor, esperando la cola para la comida de la pasta, ni el haber tomando alguna cerveza más de las aconsejadas para el día previo a un maratón.

A las 7 y poco, estábamos desayunando en el hotel Josean, Iñigo y yo, un croasant con mermelada y un café con leche. Volvemos a la habitación a acabar de prepararnos y a descansar un poco más, y para las 8 o así, salimos a la calle. Nada más salir, veo que el km 37 pasa justo por delante de la puerta del hotel. ¡qué tentación!
Calentando, llegamos a la zona de salida y por allí nos encontramos con unos cuantos conocidos. El tiempo pasa rápido así que nos metemos en el cajón. Un poco después de las 8:45, quitan las cintas que separan los cajones, por lo que ahora, a falta de más de 10 minutos, estamos ya todos mezclados.
Animación, música, e incluso drones que nos sobrevuelan. Todo espectacular. La salida se hace por los dos sentidos (tres carriles en cada sentido) de la Avenida Carlos III, así que nada más que dan la salida, encuentras sitio para poder correr. AcDc suena con su Highway to hell.
Los primeros metros, aún a pesar del sitio que hay para correr, se hacen un poco estresantes, y al menos yo, voy con un poco de miedo de irme al suelo. Muchos cruces de gente.
Aun así, enseguida nos hacemos un hueco y podemos correr. 
La intención, apuesta, o como se quiera llamar, era salir a ritmo de 4:15 km hasta donde se pudiera y luego, llegar al final aunque fuese un poco más lento. 
La liebre de 3h la llevábamos por delante, no muy lejos pero lo suficiente, al menos al principio, como para no andar agobiados con el mogollón de gente que llevaba detrás. 
Los parciales por kms no los he tenido en cuenta, sólo cada 5 kms (21:15 cada 5km) miraba el tiempo que llevábamos. Suficiente. 
Poco a poco, le fuimos recortando distancia a la liebre, hasta que para el km 15 o quizá un poco antes, nos vimos perfectamente acoplados en mitad del grupo. 
Todo iba perfecto sobre el plan previsto, hasta que en el km 19 más o menos, noto un bajón en las piernas que me hace tener que bajar el ritmo. Se lo digo a Josean y éste se acerca a donde estaba Paga para decidir que hacían, si se quedaban conmigo o si intentaban ellos seguir. 
Yo les dije que se fueran. Un maratón no se corre todos los días, y si te ves bien, debes aprovecharlo. Y eso hizo Paga. Siguió con la liebre. 
Josean se quedó conmigo. 

Pasamos la media en 1:30:2x, que no estaba nada mal. Luego hicimos otro par de kms a 4:35 más o menos, pero a partir de ese momento, ya no pude casi correr un km entero. Lo intentaba, pero las piernas no me dejaban. No eran calambres, era cansancio. En ningún momento de la carrera tuve que parar a estirar, y sin embargo, no podía correr.
Josean no paraba de animarme, y cada km que pasábamos, iba descontando. Incluso se dedicaba a animar al público. 
Bebí un vaso de agua en cada avituallamiento, me comí un par de gominolas que cogió Josean, un cacho de plátano, pero no había forma de recuperar las piernas.
La entrada al a Plaza de España, en el km 34, es sencillamente espectacular. A la hora en que nosotros estábamos en esa zona, Alba empezaba su carrera en Arrigorriaga, y sólo de pensarlo se me humedecieron los ojos. Ese km (la distancia que corría Alba en su carrera), procuré hacerlo entero, sin parar, como si estuviera corriendo con ella.

Después de la Plaza de España, llega sin duda lo más bonito de la carrera, que es pasar por todo el centro, por la Catedral, calles estrechas y llenas de gente animando. Por aquí nos alcanzó Tortxu. Al principio dudó en quedarse con nosotros, pero le insistimos en que siguiera para adelante, que iba mucho mejor que yo.

Pasaban lentos los kms pero pasaban. En el 37, el que estaba justo en la puerta del hotel, casi cerré los ojos y aparté la cabeza para no verlo y no tener tentaciones, aunque tenía claro que después de lo de Donosti, no podía volver a retirarme. Además, aquí aún tenía opciones de hacer MMP (3:27). Así que con mucha más pena que gloria, seguimos corriendo hacia el estadio.

En el parque del Alamillo, a falta de kilómetro y pico o dos km, oigo una voz por detrás de mí que me dice que corra más. Es mi cuñada, que viene con mi hermano. Ella no ha hecho el maratón entero porque está lesionada, y viene acompañando a mi hermano en la parte final para ayudarle a bajar de 3:20, aunque ya saben que no lo van a hacer. Hacemos unos metros juntos, pero se acaban yendo porque yo no puedo hacer un km entero corriendo. No paro, pero ando. 
Al salir del parque, somos los únicos que hacemos el recorrido marcado por la línea verde, mientras el resto hace un recorte por mitad de la acera. Nunca entenderé esa manía de recortar. 
Queda nada, un suspiro, se me me hace largo. En la bajada del túnel, me acuerdo de la otra vez que corrí allí, con mi mujer y mi hija en el estadio viéndome llegar y me emociono de nuevo. El gemelo, ahora sí, empieza a querer subirse pero ahora sí que no me voy a parar. La vuelta al estadio la tengo que dar sin dejar de correr sea como sea, así que cojeando y con lágrimas en los ojos, hago los últimos metros. Antes de cruzar la meta, le digo a Josean que es un crack, que es muy grande. 

3:29:17



Incluso haciendo un mal maratón,he sufrido, me he alejado muchísimo del objetivo inicial cuando empecé a entrenar, y sin embargo, nada más llegar a meta me siento contento. He intentado salir a lo que había entrenado y no ha salido. Seguramente, si hubiera salido a un ritmo mucho más lento, quizá 4:30, habría acabado con un mucho mejor tiempo, pero no creo que estuviese tan contento como ahora. Además, y aunque ya lo sabía, he podido comprobar lo grande que es el Txoko. 
Gracias Josean.


5 comentarios:

  1. Oso Ondo campeón!!!! Fue duro en general, no se si por la calor o por qué pero muchos pinchamos al final....Y todos nos hacemos las mismas preguntas... Hay que pensar en la siguiente y seguir disfrutando... Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Gracias por pasarte. Supongo que si tendría algo que ver. Yo soy de frío. Pero no sólo fue el calor. Espero leer tu crónica.

    ResponderEliminar
  3. Pues a pesar de todo el sufrimiento, tienes un mérito impresionante Victor. Porque continuar corriendo o incluso andando para acabar una carrera, ya dice mucho de lo gran deportista que eres. Y tu compañero Josean, otro crack muy grande por acompañarte y darte ánimos durante la carrera. Mi enhorabuena a vosotros dos y a todos los integrantes del Txoko que estuvieron allí. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Bravo Victor, luchando y llegando a meta, siempre mirando hacia adelante, y con el gran Josean, que es un magnífico. Un beso campeón.

    ResponderEliminar
  5. Muchas gracias Yolanda, Estrella. A pesar del "sufrimiento", disfruté.

    ResponderEliminar